Santiago de Compostela bien merece una visita más o menos detallada. Tras los largos días de caminata con sol, lluvia, calor o frio, nos merecemos un descanso en la ciudad del apóstol y aprovechar para conocerla, sino a fondo, si llevarnos una buena impresión de ella.
En la Plaza del Obradoiro
La catedral. – Obligatoria su visita. Recomendamos hacer primero un recorrido por su interior aprovechando después de haber sido oficiadas las misas del peregrino.
Recomendamos contratar las diferentes visitas guiadas que se ofrecen por todo el edificio catedralicio, especialmente la nocturna y guiada con visita al Pórtico de la Gloria, de diez.
Se puede visitar el museo catedralicio, descubriremos todos los tesoros que en ella se guardan y está muy bien montada y explicada.
Hostal de los Reyes Católicos – Parador de Turismo. – Aunque es un edificio habilitado para el hospedaje y hay zonas no visitables, se puede acceder a su interior visitando algunas estancias. No defrauda.
El Palacio de Fonseca, donde se encuentra la Universidad Compostelana con un bello patio central.
El Pazo de Raxoi, donde se encuentra la sede del Concello de Santiago.
Rodeando la catedral llegamos a la Plaza de Platerías, donde se encuentra el Museo de la Peregrinaciones, una visita imprescindible para entender por qué se peregrina hasta Santiago.
Aledaña a ella está la Plaza de Quintana, con la Puerta Santa que solo se abre en Año Santo y en un rincón la sombra del peregrino escondido, aunque este hay que verle por la noche.
Y en la plaza de la Azabachera una entrada a la catedral y el edificio del Monasterio de San Martín de Pinario, hoy reconvertido en hospedería con miles de peregrinos que van y vienen.
Y adosado a la catedral, el Pazo de Xelmirez, sede de la exposición dedicada al Maestro Mateo, autor del Pórtico de la Gloria.
Podemos ver algunas iglesias, como la de San Fructuoso, cercana a la plaza del Obradoiro.
Por las calles y callejuelas
Si vas a Santiago y te coincide con un dia de lluvia, estas de suerte. Ver la ciudad en un día, a priori desapacible, es una bendición. Te impregnarás de la magia de la ciudad compostelana.
Te recomendamos recorrer sus muchas calles, plaza y callejuelas del casco histórico, todas ellas empedradas y con un característico sabor.
Seguramente tus pasos te llevaran a visitar las mil y una tabernas, bares y restaurantes que vas a encontrar. No te olvides de probar su rica gastronomía acompañados de los caldos de la tierra, albarino, godello, rosal, o ribeiro, etc.
Santiago nunca defrauda y seguramente repetirás. En tu viaje de vuelta a casa te plantearás hacer otro camino y volver a disfrutar de esta ciudad única.